Este Lorch equivale a lo que en terminología borgoñona sería un vino de village. Procede de viñas que, efectivamente, se encuentan en la villa de Lorch con suelos de pizarras y cuarcitas. Se trata de un vino que no renuncia a la ligereza pero que en boca nos muestra la raza, sin impedirnos seguir bebiendo y bebiendo. August Kesseler tomó las riendas de la bodega familiar en 1977, cuando tenía sólo 19 años y en la zona del Rheingau se hacían fundamentalmente graneles. Por aquél entonces, la bodega contaba sólo con dos hectáreas y media de las más de 22 con las que cuentan hoy. En la actualidad, disponen de un magnífico patrimonio de viñas en las mejores zonas del Rheingau como Assmannshäuser Höllenberg, Rüdesheimer Berg Schlossberg, Rüdesheimer Bischofsberg, Rüdesheimer Berg Roseneck o Lorcher Schlossberg. Con una producción equilibrada entre Riesling y Spatburgunder (Pinot Noir), son uno de los mejores productores del Rheingau y en especial gracias a la calidad de sus tintos. El equipo técnico está compuesto por el enólogo Max Himstedt, una leyenda en la casa, al que se ha unido recientemente el joven Simon Batarseh, para dirigir junto a August Kesseler el futuro próximo de esta gran casa que cada año nos sorprende más.