El Rully básico del Domaine con el que Vincent quiere marcar el estilo de la casa. En nariz se muestra con un buen carácter varietal y cierta mineralidad que le añade complejidad. Para beber joven, aunque algunas botellas bien conservadas durante más de 10 años nos han sorprendido muy gratamente. Los Dureuil-Janthial llevan en Rully desde el Siglo XIV, y sus propiedades han pasado de padres a hijos durante generaciones. Desde 1994, es Vincent quien lleva las riendas del Domaine familiar. En el viñedo se siguen los preceptos biodinámicos y la vinificación es la clásica de la Borgoña, con una crianza en barrica de entre seis y doce meses en función de la estructura que es capaz de proporcionar cada parcela. Las barricas son de primer o segundo año para complementar la capacidad de envejecimiento de los vinos. Cuando jóvenes, los vinos son ricos, grasos y untuosos, y la madera se percibe tanto en nariz como en el final de boca. Será necesario esperar un par de años tras la vendimia para que esa madera se integre (¡se integra!) y un nuevo vino en clave mineral surja de entre toda la estructura del vino. No obstante, quien busque un vino más rico y potente, podrá disfrutarlos en su primer año perfectamente.
Bairrada
