En una de las bodegas de Rey Fernando de Castilla hay un exclusivo altarcillo de tres botas muy escogidas que durante décadas estuvieron dedicadas a la admirable tarea de la crianza de fino en una bodega de El Puerto de Santa María. Hace tres años, en estrecha colaboración con Jan Pettersen, en ellas pusimos a afinar nobles holandas de alquitara que, antes, durante otros diez años habían estado envejeciendo en botas jerezanas de roble americano. Una de estas tres botas se embotelló en 2011 con el número 29 de la serie, y ahora le ha tocado el turno a la segunda, embotellada como La Bota de Brandy de Jerez nº 43 "Envejecido en bota de fino". La crianza en las botas se ha realizado a la misma graduación alcohólica a la que el brandy se embotellará posteriormente (en este caso, 40,4% alc.), lo que asegura su integración y equilibrio.