El mítico Amontillado del Duque de González Byass recorre cuatro años en soleras del socorrido Tío Pepe. Después de esos cuatro años, cuando la flor empieza a debilitarse ligeramente, se incorpora en la solera de Viña AB. Es entonces cuando el vino le da la bienvenida a la oxidación. Otros cuatro años son necesarios para ganarse el jubileo en la solera de Del Duque y si lo consigue, el vino tendrá el privilegio de dormir placenteramente al menos durante veintidós años, solo interrumpido por los ligeros chapoteos de la venencia de Antonio Flores que comprueba fehacientemente que todo discurre por el camino correcto.