Inma Badillo es una viticultora y bodeguera particular. No se mueve por el dinero, su actividad es casi altruista porque con lo que se embolsa al año por la facturación de las pocas botellas que elabora, no le da para cubrir gastos. ¿De que vive? Del vino, of course!! pero colabora en otras bodegas que le permiten mantener un nivel de vida necesario. Esta es la historia de un regreso a las tierras de su abuelo, de Felipe El Caminero. San Felices de los Gallegos (Salamanca) es el pueblo en el que creció y en el que forjó su sueño de ser viticultora. Su problema es como hacerse cargo de las viñas que le ofrecen los vecinos, casi gratuitamente, para que las cuide y saque de ellas lo mejor posible. Gente mayor a los que se les asoma la lágrima porque no pueden mantener sus viñedos. Inma es su esperanza. Felipe El Caminero está criado 9 meses en roble francés. 50% Tempranillo de Zamora y 50% de variedades locales, tintas y blancas, vidueño puro y duro. Nos da igual el nombre de esas variedades restantes. Probablemente sean Bruñal, Juan García, Palomino… lo que realmente nos importa es disfrutar este vino con el que Inma ha homenajeado a su abuelo. Ha elaborado 800 botellas de las que nos hemos quedado la mitad, ya que la otra mitad quiere que se queden en la zona, para que su gente pueda beberlas en los bares del pueblo.
Penedés
