Cullerot significa renacuajo. Un pequeño vino blanco que quería crecer y mejorar en una zona de tintos. Las tinajas de barro que forman parte de la historia de la bodega muestran sus bondades con los vinos blancos. Pureza y frescura, mucha frescura. Justo lo que se necesita. Uvas procedentes de viñedos viejos de toda la comarca, procedentes de acuerdos con 6 productores que suponen 12 hectàreas de 5 diferentes variedades autóctonas. En ocasiones se acuerda pagar un precio por kilo pero normalmente se prefiere pagar por hectárea para que el viticultor no se preocupe por la producción y para controlar mejor el cultivo. De esa manera se ha conseguido preservar estos viejos y preciosos viñedos de las Tierras dels Alforins.
Robert Parker (92): El 2019 estuvo marcado por lluvias torrenciales en la segunda mitad de la cosecha, y cuando digo torrenciales, no es una exageración, ¡300 litros en tres días! Las uvas blancas para Cullerot 2019 se recolectaron antes. Trabajan con cinco variedades locales diferentes de siete productores distintos que poseen 15 hectáreas en total. El desglose de 2019 es: 30% Pedro Ximénez, 30% Macabeo, 10% Malvasía, 10% Tortosina, 10% Verdil, 5% Merseguera y 5% Chardonnay. El vino tiene 12,5% de alcohol y frescura. Comenzó a fermentar en acero inoxidable con levaduras autóctonas y terminó en tinaja, donde maduró durante seis meses. Ha recorrido un largo camino desde la añada inicial, casi accidental, en 2009. Ahora es serio y armonioso, sutil y elegante, con finura y equilibrio. Añadieron uvas Macabeo y Merseguera de un par de viñedos nuevos, y también hay más Pedro Ximénez, todas uvas austeras y poco aromáticas, con un toque de hinojo y anís. Es jugoso, fresco y te hace salivar. Demuestra que no se necesita roble para lograr un blanco complejo. ¡Es casi tan bueno como el 2018, cuando estaban pensando en la cosecha del siglo! 50.000 botellas producidas. Se embotelló en febrero de 2020. Están experimentando con uvas Assyrtiko. Manténganse al tanto..
Valdeorras
