Las láminas de ventresca de José Cimavilla son suaves, sabrosas y mejorarán cualquier aperitivo que les pase por la mente. A nosotros nos gusta sobre una rebanada de pan tostado, con pimientos de Leiva, hilo de Aceite de Oliva Virgen Extra y una pizca de sal Maldon.
En los años 50 José Coalla trabajaba con su tío Jose Cimavilla en el barrio a pie de mar que lo apodaba. Allí se ve que empezó a picarle el gusanillo de tendero, de los vinos y las conservas, y decidió montar su propia tienda que hoy tiene un espacio, este, en la nube. Nuestras conservas no podían llevar otro nombre para rendir homenaje al tío José.